Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad.
Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino.
No hay luz sin sombra, ni totalidad psíquica exenta de imperfecciones.
Para que sea redonda, la vida no exige que seamos perfectos sino completos, y para ello se necesita la espina en la carne, el sufrimiento de defectos sin los cuales no hay progreso ni ascenso.
Carl G. Jung

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